Al diseñar un icono una primera duda que podemos tener es si resultará más recomendable hacerlo plano-esquemático o, por el contrario, volumétrico, realista y con mayor detalle. Conoce estos tipos de iconos y diseña el que más te conviene.
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Tipos de iconos:
Iconos Planos
Los iconos planos o esquemáticos se perciben más simples y elegantes. Son especialmente recomendables cuando el tamaño o resolución en los que se va a mostrar el icono son reducidos, o cuando se trata de símbolos cuya interpretación es arbitraria-convencional, ya que añadir detalles o
realismo no aportará o mejorará su reconocimiento o interpretación.
Iconos Volumétricos
Los iconos volumétricos o con mayor realismo, en cambio, son recomendables cuando la relación representado-representación no es convencional, y por tanto requerirá del usuario su inferencia o
deducción. Otra situación es cuando lo que buscamos en el icono es que destaque o se diferencie. Por ejemplo en el diseño del icono que identificará la propia aplicación buscamos que se diferencie de los iconos de otras aplicaciones con las que pueda compartir espacio en pantalla.
Otro asunto importante a considerar al respecto de los iconos.
Ubicación
Cuando utilizamos cotidianamente un mismo producto o aplicación, tendemos a almacenar en nuestra memoria a largo plazo cierta información que nos posibilita un uso más eficiente.
Por ejemplo, podemos asociar mentalmente determinada función a la forma de un icono, a una combinación de teclas (teclas de acceso rápido), o incluso al nombre exacto de la opción en el menú. Pero existe una información concreta que resulta de especial facilidad recordar: la ubicación del elemento en la interfaz.
Como explica Spool:
“Hace años observamos cómo las personas recordaban los iconos en aplicaciones de escritorio, tales como Microsoft Word…Probamos dos experimentos: En el primer experimento cambiamos las imágenes de los iconos, pero los mantuvimos en la misma ubicación. Encontramos que, en general, los usuarios se adaptaban a las nuevas imágenes sin demasiado problema, especialmente para las funciones usadas habitualmente.En el segundo experimento mantuvimos las imágenes originales, pero cambiamos su ubicación en la barra de tareas. Para nuestra sorpresa, los usuarios tuvieron dificultades con el cambio. Los hacía ir más lentos y, en muchos casos, no pudieron completar tareas comunes. (Los iconos estaban todos visibles, simplemente tuvieron problemas para localizarlos en sus nuevas posiciones). Las personas recuerdan dónde están las cosas, no cuál es su apariencia.”
De este hecho – que no sólo es aplicable a iconos – podemos deducir que la ubicación de los elementos en la interfaz debe ser consistente a lo largo de todo el producto. Es decir, el que en diferentes partes o pantallas del producto aquellos controles con una misma función cambien de posición, aún manteniendo su aspecto, puede suponer un serio problema de usabilidad.
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