Los iconos son un tipo de elemento casi omnipresente en las interfaces gráficas de usuario. En ocasiones se utilizan con fines puramente ornamentales, sin aportar sentido o función y, por tanto, añadiendo innecesariamente ruido y complejidad visual a la interfaz. Sin embargo, bien ideados y diseñados, pueden facilitar el uso y comprensión del producto significativamente. Justamente sobre esto que reposa el icono y su importancia en UX.
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El Icono y su importancia en UX
Un icono útil es aquel cuyo sentido o función resulta fácil y directamente interpretable. La interpretación de un icono implica establecer una relación o correspondencia entre representación (forma gráfica) y representado (función o significado). Estas relaciones de correspondencia podemos clasificarlas en cuatro categorías:
Literal:
El icono presenta similitud directa con lo representado. Ejemplo: el uso de un icono con forma de mapa para representar o enlazar, precisamente, un mapa geográfico.
Metafórica:
Analogía entre representación y representado. Ejemplo: un icono en forma de papelera para identificar la función eliminar.
Arbitraria-convencional:
La relación está basada en una convención social. Por ejemplo, el uso de un icono con forma de casa para identificar la página de inicio de un sitio web. Este tipo de relaciones pueden en un principio pertenecer a otra categoría, pero el tiempo y la frecuencia con la que son usados, las convierte en
relaciones arbitrarias-convencionales.
Metonímica:
Basada en la asociación mental que se produce entre la representación y lo representado debido a que la primera presenta una relación literal con algo que es parte, causa o consecuencia de lo representado. Ejemplo: El uso de la forma de una cámara para representar una galería fotográfica.
¿Cual es el tipo de relación más recomendable?
En principio el uso de cualquiera de estas relaciones puede ser perfectamente válida si el usuario logra establecer sin esfuerzo una relación entre representación y representado. No obstante el tipo de relación más recomendable, porque es precisamente la que el usuario va a resolver de forma más rápida y precisa, es la de tipo arbitrario-convencional, es decir, cuando el símbolo utilizado forma parte del vocabulario de símbolos conocidos previamente por el usuario.
Por ejemplo, cuando se utiliza la forma de un disquete para identificar la función de guardar información, la relación no es metonímica, sino arbitraria-convencional; el usuario simplemente reconoce su sentido porque es el mismo que ha podido comprobar tantas veces en otros productos.
Por supuesto, las relaciones arbitrarias-convencionales pueden cambiar con el tiempo, algo que también debemos tener en consideración.
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