La relevancia de un contenido u opción está determinada por el grado en el que facilita al usuario la consecución de sus objetivos. Lo que el principio de relevancia determina es que se debe dar prioridad visual y organizativa; precisamente, a aquellos contenidos de mayor interés para el usuario en cada momento. Aprende pues con nosotros a usar el orden por relevancia para mejorar la experiencia de usuario.
Criterios de Orden por Relevancia para el usuario
La ordenación por relevancia normalmente va asociada a uno o más criterios que determinan dicha relevancia. Por ejemplo, cuando hacemos una búsqueda en Google, los resultados se ordenan por relevancia. Entre los criterios utilizados se encuentran la similitud temática entre los resultados de búsqueda y nuestra consulta; o la autoridad y reputación de los diferentes sitios web que forman parte de los resultados.
Cuando visitamos un periódico digital el criterio utilizado es la novedad o actualidad de las diferentes noticias, pero también su gravedad o interés público. Cuando exploramos el listado de productos en un comercio electrónico, la ordenación por precio puede igualmente considerarse una ordenación por relevancia.
¿Será posible siempre?
No siempre es posible ordenar por relevancia porque no en todos los casos podemos aplicar criterios que resulten apropiados para la mayor parte de los usuarios. Por ejemplo, un directorio telefónico no tendría sentido que estuviera ordenado por relevancia.
Sin embargo, en la mayoría de ocasiones podemos aplicar la conocida como regla 80/20, que determina que aproximadamente el 80% de los usuarios o de su tiempo usando el producto, necesitan o están interesados en el 20% de los contenidos o funcionalidades del producto.
En otras palabras, siempre hay un subconjunto de opciones o contenidos que son de mayor relevancia para el usuario que el resto, por lo que son a los que hay que otorgar prioridad.
Como aprendimos en el post La Necesidad de Información nutre la Experiencia de Usuario; las necesidades de los usuarios son dinámicas y cambiantes; y por tanto también la relevancia de cada contenido u opción. Por ejemplo, el botón de compra en un comercio electrónico es una opción que adquiere gran relevancia para el usuario cuando este se ha convencido de llevar a cabo la acción, pero no antes.
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